viernes, 22 de octubre de 2010

TRADICIONES

ATOL SHUCO
Guatemala se caracteriza por ser un país multiétnico, pluricultural e intercultural; su interior no es la excepción, en los pueblos es donde se concentra la mayoría de las costumbres y tradiciones heredadas  por  los ancestros que cultivaron las mismas para dejarlas vivas y estás se siguieran dando a conocer.
Jocotán es tierra de color y costumbres, y sus comidas dan mucho de qué hablar; una de las bebidas tradicionales de todos los días en parques, gasolineras y terminales del pueblo es el famoso y delicioso atol shuco, en otros municipios llamado atol blanco.
La preparación de esta deliciosa bebida es fácil, se remoja el maíz un día antes que se lleve al motor, es por ese remojo que se le llama “shuco”. Doña Regina lleva 4 años de dedicarse al negocio del atol shuco, lo cual le permite sostener a sus dos hijos en la escuela, su jornada de trabajo es vender dos cántaros dos veces al día lo cual le deja una ganancia de Q75 al día, lo que ella considera suficiente para los gastos.
La mayoría de personas que visitan Jocotán tienen que probar el atol de Doña Regina en el parque de las Américas, ubicado en la salida del pueblo, aunque ella no es la única vendedora cuenta con gran popularidad entre las señoras que se dedican a la elaboración de esta suculenta bebida.
Doña Romelia expresa que no importa que hayan vendedoras en diversos puntos del pueblo, el atol siempre se vende, y la hora pico para la venta es desde las 5 de la tarde a las 7 de la noche, cuando es buena la venta en una hora termino, explica Doña Rome, como es conocida cariñosamente.

Grandes y chicos aprovechan para compartir un momento con amigos y familiares mientras saborean el atol shuco acompañados de un elote asado o una tortillita jalapeño, otros prefieren comprar para llevar a casa y acompañarlos de frijoles negros, el atol es degustado al gusto de cada persona.

El calor que caracteriza el lugar no es obstáculo para tomarse un guacal de atol, en las mañanas, en las tardes, o en las noches, un atolito no cae nada mal.

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